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Opinión

¿Por qué tanta delincuencia en Ecuador?

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En tan solo un día de nuestra distópica sociedad, el 26 de noviembre de 2020, en Guayaquil han asaltado un Banco en el Mall del Sur, le dispararon dos balazos a un odontólogo por robarle su celular en las calles Abel Castillo y Guerrero Valenzuela, asesinaron a un guardia de seguridad en la avenida 25 de Julio, secuestraron a un abogado en Lomas de Urdesa, robaron el Dunkin Donuts de la Víctor Emilio Estrada, asaltaron un comedor en la Martha de Roldós, le robaron la bicicleta a una compañera de La Kolmena y para finalizar el día asesinaron a un comentarista deportivo que se resistió a un robo en Sauces 6.

Nadie puede dudar que la delincuencia está fuera de control en nuestro país, pero debemos preguntarnos: ¿Por qué? ¿Cuáles son las causas? ¿Cuáles son los reales factores criminógenos que han descompuesto tanto a nuestra sociedad? Son las interrogantes que trataré de responder en el presente artículo.

1.- El neoliberalismo como factor criminógeno. –

La criminalidad no es resultado de malas personas sino de malas políticas públicas y desiguales estructuras económicas. En ese sentido, el crecimiento de la delincuencia está íntimamente vinculado a la crisis económica y social generada por el desgobierno de Lenin Moreno, cuyos efectos más generalizados son el aumento del desempleo y la caída vertiginosa de los ingresos de la mayoría de ecuatorianos, factores que han encaminado a que muchas personas opten por la delincuencia como alternativa extrema de supervivencia.

El ex presidente Rafael Correa en un discurso pronunciado el 9 de octubre de 2009, sostuvo acertadamente que “La seguridad ciudadana es el reflejo del nivel de equidad y justicia que impera en una sociedad. La relación es directa, a mayor equidad, menos criminalidad, menos asaltos, menos zozobra”. Es que es la desigualdad, exclusión y marginación la que produce desviación en las conductas humanas, nadie nace siendo un delincuente, un criminal es una persona como cualquiera otra que perdió el interés, respeto y sensibilidad hacia los demás, como consecuencia de no haber tenido satisfechas sus necesidades individuales y sociales más básicas.

Otro efecto nefasto del neoliberalismo ha sido la desinstitucionalización de la seguridad ciudadana con la eliminación de instituciones fundamentales para la gestión integral de la seguridad ciudadana, como es el caso del Ministerio de Justicia, Ministerio del Interior y Ministerio Coordinador de Seguridad Ciudadana, que junto a la extinta Secretaría de Gestión de la Política fueron fusionados en el actual Ministerio de Gobierno que no funciona para nada, teniendo en su haber estados de excepción por emergencias carcelarias, represión criminal en las protestas de octubre y un desborde delincuencial que no pueden controlar. Es el gran legado que nos deja María Paula Romo.

2.- Selectividad del poder punitivo. –

En Ecuador el poder punitivo responde únicamente frente a <<delitos callejeros>> cometidos por personas en una posición social desventajosa. Es por eso que las cárceles están llenas de pobres que cometieron delitos contra la propiedad y tráfico de drogas, mientras que las manifestaciones más lesivas de criminalidad que afectan bienes jurídicos de toda la sociedad, nunca son sancionadas, como los políticos corruptos y los delincuentes de cuello blanco.

Esto sucede porque en el neoliberalismo el sistema penal se convierte en una manifestación de poder, de una clase social sobre otra, donde no todos los delitos son perseguidos, procesados ni sancionados, es como dice la famosa frase de protesta anticapitalista <<Cuando el rico le roba al pobre se llama negocio. Pero cuando el pobre pelea por recuperar lo que le robaron, se llama violencia>>. En conclusión, es la posición de clase y no la comisión de delitos, lo que determina en nuestro país los niveles de vulnerabilidad frente al poder punitivo del Estado, situación que deslegitima y resta la confianza en nuestro sistema judicial.

3.- Nos gobiernan desde el crimen. –

Quienes están en el gobierno no les interesa eliminar la delincuencia, la controlan, porque el crimen es un negocio que genera mucho dinero, como la construcción de ciudadelas cerradas, las empresas de seguridad, la importación de armas, la venta de vehículos y tantos otros negocios que giran alrededor del crimen. En esta línea, las élites nos gobiernan desde el crimen, por un lado, disminuyendo el tamaño del Estado y desregulando los mercados para poder explotar y empobrecer impunemente a la gente y, por otro lado, fortalecen las instituciones represivas del Estado, como la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, ya que son los guardianes del sistema, ya que el <<orden>> en el neoliberalismo se mantiene a través de la violencia del Estado.

Esta violencia es ejercida únicamente contra quienes no son funcionales al sistema, por ejemplo, contra quienes se manifiestan contra el gobierno como pasó en octubre de 2019, y contra quienes quedan expulsados del mercado a través del desempleo y la pobreza, y no les queda nada más que delinquir.

Y bueno para que toda esta ecuación neoliberal funcione, no podemos olvidar el papel de los medios de comunicación, quienes a través de la mediatización de la delincuencia, la normalización del crimen y la exacerbación del pánico moral, posicionan en nuestras mentes que la causa del problema es el sujeto infractor y no su entorno social, y como soluciones promueven el aumento de la violencia estatal, con más leyes penales, más policías, más fiscales, más jueces, más agentes penitenciarios, más prisión preventiva y un largo etcétera.

4.- Mano dura con las causas es mano dura con la delincuencia. –

Como respuesta a la alarmante situación de inseguridad que vive Guayaquil el nuevo Ministro de Gobierno ha dispuesto que la cúpula policial haga base en esta ciudad y que se incorporen 500 policías más a sus calles, supuestamente para reforzar la seguridad. Pero resulta que el problema delincuencial que vivimos no se resuelve con más policías, más jueces y más prisiones. Como dice el profesor Edmundo René Bodero “La represión policial y el aumento de la punibilidad solo acrecentarán la violencia tanto de parte de los infractores como de los afectados que empujados por un comprensible espíritu de venganza, empiezan a ejercer su sentido de la justicia por mano propio o contratada (sicariato)”.

<<La delincuencia se la combate en sus causas>>, y esto en ningún momento significa que no se sancione a quienes cometen un delito, pero si realmente queremos vivir en una sociedad segura en la que nuestros hijos e hijas crezcan con tranquilidad, debemos intervenir positivamente en las causas para prevenir y reducir la criminalidad, a través de una política criminológica adecuada y un Estado social fuerte. Un gobierno responsable lo primero que debería hacer es determinar los factores de riesgo que permiten la delincuencia, como por ejemplo los altos niveles de deserción escolar de nuestros jóvenes, la adicción al alcohol y las drogas, las escandalosas cifras de violencia intrafamiliar, la falta de trabajo digno de nuestra gente y lo que nadie quiere decir, la corrupción generalizada de jueces, fiscales y abogados penalistas de este país.

Nuestros impuestos deben estar destinados en alejar a los jóvenes de la delincuencia, fortaleciendo la educación pública y construyendo espacios públicos seguros en nuestros barrios. Deben eliminarse los irresponsables recortes al presupuesto que financia la lucha contra la violencia a las mujeres, se deben proscribir en términos absolutos las armas de fuego en civiles y además se debe abordar la problemática de las drogas desde una perspectiva de salud pública y no criminal. Por otra parte, se debe declarar inconstitucional la Ley de Apoyo Humanitario que precariza el trabajo, la policía nacional debe recuperar su rol ciudadano, se debe fortalecer y promover las organizaciones barriales, los municipios deben crear oficinas para la prevención del delito con enfoque en las causas, el Ministerio de Gobierno debe retornar a Ministerio del Interior para que exclusivamente se dedique a la seguridad ciudadana y lo más importante, necesitamos abandonar el sistema neoliberal y reemplazarlo por uno que distribuya de forma justa y equitativa las oportunidades y las riquezas de nuestro país.

Por suerte las elecciones están cerca, no desperdiciemos nuestro voto, votemos por quienes estén comprometidos en desmontar el principal factor criminógeno de nuestra sociedad, el neoliberalismo. De lo contrario perderemos todo rastro civilizatorio en Ecuador, pasaremos a vivir en el caos generalizado bajo el imperio de la ley del más fuerte, y lo único que habrá es muerte y destrucción.

De profesión abogado, con un Máster en Derechos Fundamentales y Poderes Públicos por la Universidad del País Vasco, en Bilbao, España. Comunista por convicción y por lealtad histórica a su clase social, la clase trabajadora. Vegetariano y amante de los deportes extremos como el surf y el skate. Vive en el tradicional barrio Cuba de Guayaquil y tiene dos hijos con cola, Lucas y Roxy.

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