Opinión

La nueva izquierda: Correísmo, ideología y hegemonía

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¿Qué es el correísmo? A partir de esta pregunta quienes militamos en La Kolmena hemos debatido sobre el artículo escrito por Amaury Chamorro titulado “A las y los correístas”, un texto que valoramos por su pertinencia histórica en un momento que interpela a la izquierda ecuatoriana como nunca antes. A las reflexiones propuestas por el autor, le acompañan directrices y advertencias que la llamada “militancia correísta” ha de tomar muy en cuenta. Nosotros siendo un colectivo que pondera el debate, la batalla de las ideas -que empieza siempre desde adentro- queremos contribuir a la formación de un criterio unívoco en la formulación de estrategias para vencer la dictadura neoliberal que vivimos. Es por eso que consideramos que el artículo “A las y los correístas” merece nuestros comentarios que son producto de las deliberaciones sostenidas al interior de nuestro “panal”.

No hay más tiempo para sutilezas, es momento de actuar.

“(…) para las y los correístas febrero de 2021 puede ser el despertar de una pesadilla. La responsabilidad de que eso ocurra es casi exclusivamente nuestra”.

Es importante precisar que la pesadilla del morenato ha afectado a todo el pueblo ecuatoriano, correístas y no correístas. Los únicos sectores beneficiados en esta etapa nefasta han sido los vinculados a la oligarquía y los poderes fácticos, una minoría privilegiada.

“(…) fallamos enormemente en las candidaturas a asambleístas y a Presidente de la República que debían profundizar desde la institucionalidad el legado de la Revolución Ciudadana”.

Es así, lamentablemente la pesadilla fue engendrada al interior del propio movimiento. Hubo traición, está claro, y ese es un factor imprevisible, pero también faltó prolijidad a la hora de construir cuadros, se filtraron demasiados oportunistas y mediocres, nunca se construyó un partido de nuevo tipo, faltó formación y una apuesta decidida por la renovación de liderazgos. El correísmo tiene la responsabilidad política y el deber histórico de proteger su legado, de terminar con la pesadilla para encaminar la Revolución. Pero es sobre todo el pueblo, como sujeto popular organizado, el encargado de recuperar la Patria.

“Solos, los correístas no ganaremos las elecciones”.

Esta es una reflexión sensata, supone dimensionar en su justa magnitud el músculo político-electoral del correísmo. Se trata de la fuerza política más potente dentro del paraguas del progresismo, mantiene un gran potencial articulador, pero ha de contemplar alianzas con otros sectores sociales para llegar al gobierno. Sin embargo, para construir una nueva hegemonía, hace falta tomar el poder (no solo el gobierno), y en ese objetivo fundamental, la alianza con sectores imprescindibles para la revolución como estudiantes, campesinos, trabajadores, indígenas, montuvios y afro ecuatorianos, ha de guardar coherencia programática y debe sustentarse sobre una base mínima de acuerdos ideológicos. No se puede confundir los votos con la hegemonía. Hay que pensar en el día después del triunfo y propiciar un marco adecuado para la gobernanza. De ahí que las alianzas deben evitar la asunción de grandes contradicciones, no pueden ser resultado de un cálculo meramente coyuntural, han de buscar un objetivo más amplio que ganar elecciones.

“(…) lo irónico es que esos mismos sectores que apoyaron a Moreno son los que hoy creen que es necesaria una “autocrítica”

Es imprescindible diferenciar entre la autocrítica interesada y mentirosa (que es, en cualquier caso, puro cinismo), y la autocrítica sensata, fundamentada y necesaria. Sobre la base de la autocrítica -la segunda, por supuesto- ha de tejerse la estrategia que va a asegurar el triunfo de la revancha popular. Sin autocrítica corremos el riesgo de reeditar los errores cometidos en el pasado. Es fácil distinguir entre la autocrítica interesada y la sensata. Quienes proponemos la segunda, la ejercitamos con gratitud, sin ningún cálculo político, con el debido sustento, y reivindicando siempre los liderazgos. Lo decimos nosotros, que jamás hemos apoyado la traición de Moreno.

“Hay que desconfiar de los que dicen que van a crear una nueva izquierda”

Queremos entender mejor esta advertencia. Uno de los objetivos de La Kolmena es justamente “construir la nueva izquierda” (lo tenemos como eslogan en todas nuestras plataformas), esto es: llevar pedagogía a las calles para fortalecer la memoria histórica y articular un sujeto popular, ciudadanos empoderados, armados con conciencia de clase, defensores de sus derechos, con insumos ideológicos para dar la batalla de las ideas y militar practicando día a día los valores y principios del mundo nuevo que soñamos. De esto, precisamente, se trata la disputa por la hegemonía. Por tanto, no nos damos por aludidos con esta frase, que, dicho sea de paso, le hace un flaco favor a la estrategia de la unificación, porque mina la confianza en iniciativas legítimas y desinteresadas como la que representamos nosotros, y contribuye a fortalecer la percepción de que lo que se pide es un mero acto de fe en la “dirigencia”. ¿Cómo podría triunfar la izquierda en el campo de la cultura -enorme déficit- si no nos proponemos construir las condiciones para la emergencia de un sujeto popular organizado? ¿Por qué desconfiar de esta arenga? ¿No le corresponde a todas las fuerzas progresistas entrar en la batalla de las ideas para disputar los conceptos que la derecha neoliberal ha manoseado con total impunidad? ¿Acaso deben estar los jóvenes vetados de aportar en la conformación de este sentido común? ¿Fidel no dijo que Revolución era cambiar todo lo que tenga que ser cambiado?

“(…) hay que desconfiar de los que dicen que hay que superar el correísmo”

Hemos reflexionado sobre la necesidad de resignificar- que no es lo mismo que superar- el “correísmo”. Entendiéndolo como una identidad política, creemos que se impone la necesidad de actualizar su lucha e ir más allá, porque entenderse de izquierda es saber que el neoliberalismo -con su consumismo voraz- es el causante de esta crisis medioambiental que lleva al planeta a su extinción. En este primer cuarto de siglo en devenir hay que crear nuevas agendas. Abrazar, por ejemplo, la causa animalista, la lucha feminista, así como nuevas formas de gestión del capital, una economía real y solidaria basada en el cuidado de los recursos finitos de la Pachamama para superar el extractivismo, que nos lleve a una irreversible revolución agraria popular; en fin, nuevas formas de vernos en la diversidad como ciudadanos, nuevas formas de habitar la ciudad y el campo, que nos incluyan a todas y todos. Desde esta perspectiva, queremos comprender mejor el alcance de la proclama de Chamorro:

“Que todas y todos lo tengan clarito: no hay desarrollo social y económico posible sin la Revolución Ciudadana. No hay Revolución Ciudadana sin correísmo. No hay correísmo sin Correa”.

Se hace necesario aclarar este punto, porque reconocer el “correísmo” como un significante vacío supone distanciarse de la patrimonialización del símbolo, significa comprender que no hay un solo “dueño” del capital político. El propio Rafael Correa sostiene con modestia que él no es correísta, sino Bolivariano y Alfarista. Esto no significa, desde ningún punto de vista, desconocer el liderazgo indiscutible de Rafael Correa, lo contrario, implica engrandecer un legado que está llamado a sobrevivir a su líder histórico, a expandir sus alcances, a convocar a nuevos sujetos que estaban excluidos. Una bandera capaz de articular la mayor cantidad de demandas heterogéneas, siguiendo a Laclau, en una misma cadena de equivalencias frente a un antagonista en lo social. Lo dicho relieva la importancia de canalizar las demandas en un proyecto amplio, desde el progresismo. Creemos que muchas de las claves están en la insurrección de octubre (2019), y recordemos que la política sin la forma organizacional del partido, construido de abajo hacia arriba, es política sin política.

“En estos momentos nos rondan sujetos expertos en pescar en río revuelto, así que debemos estar atentos”.

Sobre esta advertencia, conviene ser muy explícito en la identificación de aquellos oportunistas (¿quiénes son?). No hacerlo, sitúa a los militantes, y a los ciudadanos en general, en una suerte de paranoia que puede desembocar en el inmovilismo producto de la desconfianza o, lo que es peor, en la destrucción desde adentro de la pretendida unidad. Hay que ser muy claros y dar nombres y apellidos de los que

“(…) se hacen pasar por “militantes” y “dirigentes” de la Revolución Ciudadana y no dicen las cosas de frente; aquellos que chismean, que usan el nombre de terceros, que condicionan con “peros” su militancia correísta, esos que no se sabe si son de izquierda o de derecha, que miran con desprecio a los que no poseen posgrado.”

Finalmente, suscribimos esto plenamente:

“Lo que no se puede es estar en dos orillas distintas. Sin claudicar de nuestra posición de izquierda, ciudadana, orientada al bienestar de las grandes mayorías y comenzando por los que más necesitan, debemos dialogar con todos para llegar a acuerdos mínimos, pero firmes en nuestras convicciones”.

La unidad debe tejerse sobre la base de un mismo cariz ideológico, no se puede negociar sin convicciones, peor ceder a chantajes. Nuestro desafío es recuperar la Patria, y eso no se logra tan solo llegando al gobierno, hace falta cambiar las relaciones de poder y devolverle a nuestra democracia un prestigio plebeyo, restituir el Estado de Derecho, restablecer la institucionalidad, y para todo eso es preciso consolidar un proyecto que vea más allá del horizonte electoral. En ese sentido, desde nuestro panal, reiteramos nuestra voluntad de propiciar puntos de encuentro con las juventudes de la nueva izquierda ecuatoriana, sin cálculos, movidos únicamente por nuestro sentido del deber. Humildad, disciplina y pasión por la Patria son valores que predica La Kolmena, un medio de izquierda sin fines de lucro que nació el 10 de agosto de 2017, combinando la batalla comunicacional con la lucha jurídica y el trabajo popular, ya que consideramos que no basta con hablar, es necesario hacer, no basta con votar, es necesario luchar.

¡Solos, somos una gota, juntos, el aguacero!

Firman en unanimidad de acto, las y los militantes de La Kolmena.

Christian Anastacio

Neyla Aráuz

Jordan Arroyo

Kléber Loor

Enzo Machiavelo

Gabriela Méndez

María Gabriela Mora

Fabián Mora

Juan Carlos Pulido

Augusto Verduga

Abraham  Verduga

Álex Villavicencio

Juan Manuel Yela


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2 Comments

  1. Luis Collantes

    febrero 6, 2020 at 12:56 am

    Nadie de quienes votaron por la presidencia y asambleístas se equivocó, quienes ganaron son equivocados, se valieron de toda nuestra confianza para hacer todo lo contrario a nuestras esperanzas y aspiraciones.

  2. Giovanni Escorza Pesantez

    febrero 6, 2020 at 8:59 am

    En todo proceso político donde la izquierda ha obtenido triunfos electorales, en cualesquiera de los niveles de gobernanza, van a existir elementos perniciosos: por un lado el oportunismo y apoliticismo; y, por otro, los infiltrados agentes del imperio y las oligarquías; ambos manejan sus propias agendas e intereses, pero los segundos tienen el objetivo de desviar rumbos, desvirtuar la ideología y la política y destruir el proceso no solo desde lo conceptual sino fundamentalmente la base orgànica que lo sustenta. He ahì el reto que no supimos superar luego de los 10 años y a la vez el reto polìtico-històrico al que nos enfrentamos y que los grupos fascistas de poder no estàn dispuestos a ceder en las pròximas elecciones. La unidad amplia de los sectores de izquierda y progresistas y del pueblo en general,, pasa por la necesidad de identificar y definir un amplio programa de gobierno inclusivo preelectoral, si lo dejamos exclusivamente para discutirlo al dìa siguiente de ganar las elecciones, significarìa que no hemos asimilado la actual experiencia traumàtica.

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